Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

martes, 8 de marzo de 2011

GADAFI NO GANA, SÓLO DESAFÍA A SU DESTINO

Sí, puede que Gadafi, como dice Óscar en su blog, gane y se imponga a la voluntad de su pueblo recuperando el control del este del país. Pero un triunfo logrado a golpe de cañonera, como si en lugar de hacer frente a una protesta popular su ejército estuviese repeliendo una invasión extranjera, sólo le dará el respiro que corresponde a quien marcha en huida hacia delante, desafiando a su destino. Aunque logre reducir a los revoltosos, el Guía de la revolución ya no podrá decir con solemnidad eso de que “El pueblo me sigue amando y la culpa de todo la tiene Al Qaeda”. Eso sin contar con que, el mero hecho de que el bloqueo de sus cuentas y bienes en el extranjero (¡hasta la finca en Málaga!) y, más grave aún, que le hayan abierto una causa penal en el Tribunal Penal Internacional por genocidio, le ha condenado a ser un desahuciado jurídico, militar y político sin más expectativa que la de alargar la agonía.

Efectivamente, sabemos poco de lo que de verdad se cuece en Libia porque, entre otras cosas, Gadafi se encargó de que así fuese convirtiendo su país en una Albania cerrada a cal y canto en la orilla sur del Mediterráneo a la que sólo se podía acceder, especialmente los periodistas occidentales, previa petición de visado que no era fácil de conseguir. Es más, cuando se lograba, se tenía generalmente que aprovechar en el marco de ese tipo de viaje organizado no en base a los intereses del viajero, sino de la propaganda del estado de las masas de la Jamahiriya. Pese a las secuelas de este aislamiento, es evidente que un triunfo logrado a base de un baño de sangre no pasa de ser una apuesta segura para convertir a Libia de un lodazal predispuesto a nuevas tempestades.

REPRESIÓN EN EL SÁHARA, EJEMPLO DE FALSA SOLUCIÓN
De la misma manera en que la brutal represión del campamento de Gdaim Izik en noviembre no ha acabado con la amenaza de nuevas revueltas en el Sáhara que tanto preocupa a Mohamed VI, Gadafi tampoco estará ya a salvo de nuevos brotes de ira popular. De acuerdo, son casos distintos porque lo que se juega en el Sáhara no sólo es el destino de un régimen absolutista feudal, sino la lucha de un pueblo (el saharaui) que además es víctima de una invasión extranjera. Pero hay modus operandi en estos déspotas del norte de África con similitudes inevitables. Una de ellas es que, aún si lograse restablecer el orden, Gadafi intentaría seguir como si nada hubiese pasado, aún a riesgo de que sus propios hijos, desesperados, le gasten con el pretexto del deterioro de la edad un golpe de estado médico como el que le dio Ben Alí al padre de la independencia tunecina Habib Burguiba.

Por supuesto que, como Mohamed VI, él también intentará hacer orden torturando y desapareciendo en oscuras mazmorras a los sospechosos de deslealtad a su despótico liderazgo. Aún así, en el desierto sahariano hay fibras sensibles que, cuando se tocan, desencadenan dinámicas imprevisibles y Gadafi, para ganar esta mano, al igual que el monarca alauita, no ha podido evitar dar un paso del que no hay vuelta atrás: el que lleva a humillar el orgullo altivo común a los beduinos del desierto sahariano.

A partir de ahí ya no hay reconciliación posible, ni siquiera entre los que, como ocurría en el Sáhara ocupado hasta el pasado noviembre, habían estado jugando con la hipótesis de ese posible acuerdo “sin vencedores ni vencidos” por el que apuestan los aliados del Marruecos alauita.

EL FACTOR "ORGULLO DE LOS PUEBLOS"
En las redes sociales donde los pueblos oprimidos organizan sus conspiraciones contra sus respectivos tiranos, ese orgullo está a flor de piel. Quién sabe si el pueblo egipcio se hubiese echado a la calle con la misma energía que lo hizo si hubiese tenido que ser el primero en dar el paso y no hubiese tenido el precedente tunecino.

Basta con seguir los comentarios de los periódicos argelinos para percibir que el derrumbe de Ben Alí ha tornado la despectiva percepción que el resto de la vecindad tenía sobre los tunecinos, de un pueblo dócil y sumiso incluso con la opresión colonial, en una rendida admiración. Ha ganado la autoestima tunecina y, a la vez, se ha desencadenado un “si ellos que son unos blandos han podido, no vamos a ser menos nosotros que siempre hemos presumido de ser unos fieras”.

El pueblo libio que tanto se enorgullece de haber puesto en jaque a lomo de camello al poderoso colonialismo italiano, no va a aceptar la humillación mundial de uno de los suyos. Ni siquiera con un apagón de las redes sociales donde los pueblos organizan sus quedadas con el firme propósito de lograr el éxito de tunecinos y egipcios al grito de “no sólo podemos, sino que lo haremos en menos tiempo que ellos”.

EL ESPEJISMO DE LA ESTABILIDAD DE LOS DICTADORES
Por eso, de la misma manera en que el derrocamiento de Ben Alí y Mubarak nos han dejado vigilando el día después y con las incógnitas de qué va a pasar ahora, una victoria de Gadafi o de Mohamed VI apostando por la continuidad de la injusticia tampoco la podremos tomar como una garantía de vuelta a la “normalidad” y esa “estabilidad” que, como ha reconocido hasta la ministra Trinidad Jiménez, se supone fue la contrapartida a que Occidente mirase hacia otra parte con tanto indeseable. Es comprensible que el riesgo desestabilizador de un Gadafi sentenciado no lo tengan en cuenta los Castro, Chávez, Ortega y Obiang que han acudido de inmediato en ayuda del coronel amigo suyo. Pero sí deberían tenerlo en cuenta Sarkozy y Berlusconi que, a la chita callando pero con mucha más eficacia aún que los dictadores del frente rojo, tanto están haciendo para cortocircuitar a Obama y salvar al dictador libio.

P.D. Gracias Antónia por tu valiosa ayuda aportando información en tu comentario sobre el ataque marroquí contra los saharauis de Villa Cisneros. A veces, me gustaría tener cuatro manos más.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si estuvieras, que no sé si estás, en Facebook te recomendaría el muro de Lmrabet. Las protestas en todo Marruecos son constantes y la represión es "desmesurada", para utilizar un vocabulario "ad hoc".

Nunca entenderé cómo puede haber alguien con un mínimo de sentido común que apoye a los dictadores sanguinarios, a no ser que ellos también lo sean.
Me gustaría muchísimo conocer tu opinión sobre si este tsunami de la ira alcanzará, de hecho ya han habido réplicas, a Argelia y de rebote a la RASD, donde el pasado día 5 unos cuantos jóvenes alzaron la voz en una manifestación delante de la sede de presidencia.
Aunque las circunstancias sean distintas, ambos gobiernos comparten con los derrocados y con los cuestionados, el hecho de que las mismas personas llevan muchísimos años en el poder y esto, en mi opinión, dista mucho de ser saludable para la democracia.
Un abrazo

spanis rap dijo...

tu que coño sabras de loque pasa en libia si no sales de esas cuatro paredes. tu ccomportamiento es tipico de occidentales siempre tirando donde tiran los lobos. ahora hablas del pueblo libio como si subieras lo que quiere o deja de querer el pueblo libio. ahora dices que gadafi esta bombardeando a su pueblo por que no dices que su pueblo tambien le esta borbardeando a el y a sus partidarios. quieres dar a entender que lo que pasa ewn libia es lo mismo que a pasado en egipto. normalmente haces lo que hacen los periodistan de tu clase por no llamarte otra cosa mentir y nada mas que mentir. los mas patetico de todo es que encima quieres dartelas de adivina inteligente y superdotada. gadafi es dde los pocos dirigentes africanos que realmente an hecho algo por su pueblo puede que sea corrupto como todos los politicos del mundo pero a sido fiel a sus ideales. por eso la mugre chusma basura de piel palida occideltal como tu le quieren muerto. espero que no os de el gusto y si os lo da no pasa nada que aqui estaremos para ver como vais a hacer lo mismo con los que ahora son vuestros aliados el pobre pueblo libio que se definen como rebeldes. los occidentales dais un asco que hay que aguantar solo porque no queda otra. vendele tu mierda solidaria a otro hija de puta

Ana Camacho dijo...

Normalmente los insultos los borramos. Pero, en este caso, haremos una excepción para que el comentario de arriba sirva de EJEMPLO DE LA FINA RETÓRICA REVOLUCIONARIA DE LA JAMAHIRIYA y sus admiradores, la calidad de sus ideales y sus métodos de convicción, incluyendo atentados contra aviones de pasajeros como el de Lockerbi (270 muertos).

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