Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

viernes, 18 de diciembre de 2009

QUIÉN TIENE LA RAZÓN: ¿SARKOZY O AMINETU? (Hasta luego, Aminetu)



Aminetu, cuando la entrevisté en Madrid junto a África González (autora de la foto) para Mundo Negro. Le acababan de dar el premio Juan María Bandrés.


Aminetu ha ganado. Ha vuelto a El Aiún, a su casa, y sin aceptar el pasaporte que Moratinos le ofrecía negando implícitamente lo que establece la ONU, que España sigue siendo la autoridad administradora del Sáhara, y que Aminetu no es marroquí. Embarcó en un avión con un salvoconducto español, como debe ser, porque ella no necesita llevar un pasaporte marroquí (como pretendieron colarnos) para viajar desde las islas Canarias (españolas por el momento) y el Territorio No Autónomo y pendiente de descolonización del Sáhara Occidental.

Vuelve a su casa sin doblegarse ni al dolor de la extenuación, ni al rey que le exigía pedir perdón o humillarse pidiendo un nuevo pasaporte marroquí en Canarias en un público reconocimiento por parte del símbolo de la lucha del pueblo saharaui de que Marruecos es algo más que la potencia okupa de una tierra que nadie, ni siquiera Francia, ha podido reconocer le pertenece.

“Esto es un triunfo. Una victoria del derecho internacional, de los derechos humanos, de la justicia internacional y de la causa saharaui", ha dicho Aminetu al despedirse. Por ahora, es así porque su pulso ha obligado a España a una reacción que ha tambaleado ese limbo jurídico con el que la potencia administradora ha hecho dejación, durante 34 años, de sus obligaciones jurídicas (además de históricas y solidarias) con el pueblo saharaui, promocionando la política del quien calla otorga con el anexionismo marroquí.

Aminetu ha obligado a los españoles que habían olvidado a hacer memoria, ha animado a los que no sabían a preguntar y logrado que los políticos que ya estaban hablando de zanjar el conflicto buscando soluciones políticas volviesen a reiterar el derecho inalienable a la autodeterminación del pueblo saharaui, reconociendo que soluciones ya las hay pero no se aplican (el plan de la ONU). Consiguió que se volviese a hablar de la Marcha Verde y de los acuerdos de Madrid que no existieron; que hasta los periodistas de la prensa progresista muy obediente con Zapatero, volviesen a escribir que España sigue siendo, después de tantos años, la autoridad administradora del Sáhara, y, lo más importante, que lo pudiesen hacer sin correr el riesgo, como mínimo, de ser condenados de forma fulminante por la superioridad a las galeras del turno de noche (tradicional castigo en la profesión periodística).

Muchos siguen insistiendo en que esto de la autoridad administradora está superado, que es un detalle sin importancia. Sin embargo, cuando la situación empezó a convertirse en una pesadilla y Moratinos le envió a Aminetu un diplomático para negociar, surgió la referencia a los acuerdos de Madrid y su no vigencia. Y luego, a la hora de echar toda la carne en el asador contando con las propias fuerzas (Obama se ha hecho el longuis y es comprensible), mira por dónde, los dos platos fuertes con que contaba Moratinos fueron 1) torpedear en Bruselas el buen desarrollo del llamado estatuto avanzado entre la UE y Marruecos y 2) certificar con un dictamen de la ONU lo que ya sabemos, que Rabat no tiene competencias para expulsar/deportar a activistas del Sáhara Occidental.

El amago ha inquietado mucho en Rabat, no hay más que ver la ofensiva diplomatica que ha desplegado para intentar controlar el roto que sólo con mentar el tema se le ha hecho. Sarkozy, por ejemplo, para echarle un capote a Mohamed y que su prensa tenga titulares triunfales, ha hecho un comunicado que, junto a las habituales loas a “la propuesta del Reino de una amplia autonomía en el marco de una solución política bajo los auspicios de las Naciones Unidas”, añade. “A la espera de esta solución, se aplica la legislación marroquí”. Se aplica la legislación marroquí, dice, como si él tuviese autoridad para decidir sobre el asunto. Otro comunicado marroquí se ha apresurado a subrayar en la misma línea que su administración en el Sáhara cuenta con la aprobación de la ONU. Hacía tiempo que el anexionismo marroquí no se veía obligado a defender su supuesta “legalidad”, porque creía que eso ya lo tenía ganado.

Aminetu ha jugado muy fuerte, arriesgando su salud y su vida, pero la apuesta era muy alta, mucho más de lo que ninguno pensamos cuando se plantó en Lanzarote dispuesta a no apearse del burro para salvaguardar su dignidad y la nuestra. Ayer, Moratinos admitió lo que ya sabíamos, que había mentido (qué vicio el del Gobierno Zapatero), y que Mohamed VI le había advertido de que iba a librarse de los dolores de cabeza que le provoca la terquedad de Amineutu Haidar enviándola a España sin billete de vuelta. Nos ha confirmado así que lo de haber puesto en la hoja de aduanas que es saharaui y no marroquí no fue la causa, como nos habían dicho en un principio de la deportación, sino el la coartada con la que disimular una decisión madurada sin necesidad de que hubiese pretextos.

Lo increíble, sin embargo, es que en estos 32 días de ayuno ha logrado devolvernos a ese punto de partida en el que nos quedamos encasquillados, el de los acuerdos que no existieron del 14 de noviembre de 1975. 14 de noviembre…el día en que intentaron comprarle a Aminetu su silencio regalándole una ONG para que su lucha pudiese convertirse en un más de lo mismo de esa perversa dinámica con que la caridad internacional acaba corrompiendo las buenas intenciones, da igual que sea el Sáhara o la causa palestina.

Por ello, Aminetu va a dar mucho que pensar y hablar a los suyos en los territorios ocupados por Marruecos pero también en los campamentos del Frente POLISARIO. En Rabat deben de estar ya preparando titulares triunfalistas pero, por de pronto, los súbditos del sultán han podido apreciar en los informativos españoles (incluidos los de la televisión pública generalmente muy cuidadosos), las fotos que ilustran las torturas a los saharauis o la explosión de euforia que ha acompañado la despedida de Aminetu en Lanzarote con coro multitudinario entonando el “Mohamed, capullo, el Sáhara no es tuyo”)…Y es que en España también hemos aprendido mucho en estos 32 días gracias a Aminetu y no sólo sobre el Sáhara sino sobre quiénes somos nosotros, cuál es nuestra situación en el mundo, quién gobierna en Marruecos y hasta dónde llega su amistad.

Lo ideal sería que esos españoles que ya sí entienden por qué el apoyo al pueblo saharaui es mucho más que un asunto de solidaridad y derechos humanos, que ayudándoles a ellos seremos más fuertes y menos corruptos, no se vuelvan a despistar ni a dormir. Sarkozy confía en ello (en la desmovilización navideña) para convertir su comunicado en algo más que una coartada. Los políticos españoles que están con él y con Mohamed, también, para no cumplir nada de lo que prometieron en el congreso. ¡Hasta luego Aminetu!

1 comentario:

Luis dijo...

Pues eso, nada de desmovilizarse. Al contrario, todo el mundo a redoblar la movilización. A no cejar en el empeño. A apoyar POLÍTICAMENTE al pueblo saharaui. A quitarnos de encima toda la vergüenza que un dictador y muchos politicastros nos metieron en el cuerpo. A luchar todos los días por la causa saharaui. A organizarnos más y mejor para conseguir cuanto antes que el pueblo que entregamos al enemigo recupere SU TIERRA y SU LIBERTAD.

Gracias, Ana.

¡VIVA SÁHARA LIBRE!

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